martes, 2 de noviembre de 2010

EL DIA DE LOS MUERTOS


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Día de Muertos

El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
Es una festividad mexicana y centroamericana, se celebra también en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana. La Unesco ha declarado esta festividad Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.[1] El Día de Muertos es un día festejado también en el Brasil, como Dia dos Finados, aunque esta festividad no tiene las mismas raíces prehispánicas que la festividad mexicana.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente relacionada con "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
La muerte es un símbolo emblemático que ha causado admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de la historia. Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, espantarla e incluso para burlarse de ella. México es un país rico en cultura y tradiciones; uno de los principales aspectos que conforman su identidad como nación es la concepción que se tiene sobre la muerte y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ella.
De cualquier modo, hay que destacar que esta celebración no es propia de todos los mexicanos puesto que, pese a ser una fiesta que se ha convertido en un símbolo nacional y que como tal es enseñada (con fines educativos) en las escuelas del país, existen muchas familias que son más apegadas a celebrar el “Día de todos los Santos” como lo hacen en otros países católicos. Además, cabe mencionar la fuerte influencia de los Estados Unidos que, al menos en zonas fronterizas, se evidencia con la presencia de la fiesta conocida como Halloween, la cual se celebra cada año con más frecuencia y en un mayor número de hogares. De ahí también que exista una inquietud entre los propios mexicanos de querer preservar el Día de Muertos como parte de la cultura mexicana sobre otras celebraciones parecidas.
Contenido
  • 1 La celebración en el mundo prehispánico
  • 2 Transformación del ritual
  • 3 Patrimonio de la Humanidad
  • 4 Calaveritas
  • 5 Simbolismo
    • 5.1 Ofrenda de Muertos
  • 6 El Día de Muertos en la ficción
  • 7 Véase también
  • 8 Referencias
  • 9 Enlaces externos
La celebración en el mundo prehispánico

Pintura de "La Catrina" sobre una de las calles de Guaymas, México.
Para los antiguos mesoamericanos, la muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar. Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida.
De esta forma, las direcciones que podrían tomar los muertos son:
El Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia. Aunque los muertos generalmente se incineraban, los predestinados a Tláloc se enterraban, como las semillas, para germinar.
El Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que se sacrificaban y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Dentro de la escala mesoamericana de valores, habitar el Omeyocan era un privilegio.
El Omeyocan era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas.
Morir en la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los mexicas. Para ellos, a diferencia de otras culturas, dentro de la muerte había un sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender convertido en pájaro.
El Mictlán, destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chicunamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro, el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.
Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba. De esta forma, de la muerte renacería la vida.
Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.
Las fechas en honor de los muertos son y eran tan importantes que les dedicaban dos meses. Durante el mes llamado Tlaxochimaco se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitontli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo. En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte días.
En el décimo mes del calendario se celebraba la Ueymicailhuitl o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes comidas. Después, ponían una figura de bledo en la punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al finalizar la fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se derribaba el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la gente acostumbraba colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente del actual altar de muertos.[2]
Desde antes de la llegada de los españoles, antes de que la religión católica fuera impuesta en Mesoamérica, muchas de las culturas prehispánicas tenían la creencia de una vida después de la muerte. Por ejemplo, de acuerdo a Luis Ramos, en su libro Culturas Clásicas Prehispánicas en la cultura maya, cuando una persona moría, su alma iba al “inframundo” (conocido por ellos como Xibalbá). Según sus creencias, para llegar a este lugar, las almas debían de cruzar un río con la ayuda de un xoloitzcuintle (raza de perro); es por eso que dentro de los ritos funerarios de los mayas se encontraba el de enterrar a un perro de esta raza junto con la persona fallecida, de lo contrario, correría el riesgo de no llegar a Xibalbá y quedarse en el camino. Después, esta creencia se vio reafirmada con la introducción a la cultura de la religión católica; de acuerdo a la religión católica (religión predominante en México) existe la idea de un cielo y un infierno a donde las almas se dirigen cuando uno muere (dependiendo de su comportamiento en vida), es decir, la creencia de una vida después de la muerte.[3]
Transformación del ritual
Altar tradicional de Día de Muertos, en Hidalgo.
Cuando llegaron a América los españoles en el siglo XVI trajeron sus propias celebraciones del Día de Muertos cristianas y europeas, donde se recordaba a los muertos en el Día de Todos los Santos. Al convertir a los nativos del nuevo mundo se dio lugar a un sincretismo que mezcló las tradiciones europeas y prehispánicas, haciendo coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas con el festival similar mesoamericano, creando el actual Día de Muertos.
Patrimonio de la Humanidad
En ceremonia llevada a cabo en París, Francia el 7 de noviembre de 2003 la UNESCO distinguió a la festividad indígena de Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. La distinción por considerar la UNESCO que esta festividad es:
"...una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país."
Además en el documento de declaratoria se destaca:
"Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados, desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad..."
además de:
"...aunque la tradición no está formalmente amenazada, su dimensión estética y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no indígenas y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial."
Calaveritas
Se les llama así tanto a las rimas, versos satíricos como a los grabados que ilustran calaveras disfrazadas o bien de dulce descritas a continuación:
  • Rimas. también llamadas "calaveras", son en realidad epitafios humorísticos de personas aún vivas que constan de versos donde la muerte (personificada) bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna característica peculiar de la persona en cuestión. Finalizan con frases donde se expone que se lo llevará a la tumba. Es muy común dedicar las "calaveritas" a personajes públicos, en especial a políticos en el poder. En muchos casos la rima habla del aludido como si estuviera ya muerto.
  • Grabados: Litografías, generalmente del Maestro José Guadalupe Posada, que aunque no dibujó específicamente para Día de Muertos, sino eran caricaturas con que colaboraba en diferentes publicaciones de principios del siglo XX en México se usan en estas fechas por sus alusiones a la muerte festiva.
  • De dulce:Son dulces en forma de cráneo, generalmente realizadas de dulce de azúcar, chocolate, amaranto, gomita, entre otros. Generalmente son vendidas en los tradicionales mercados denominados "Todos Santos" además de tiendas comerciales, tianguis, etc.
Simbolismo

Pan de muerto del centro de México.
  • Las Calaveras de dulce, tienen escritos el nombre del difunto (o en algunos casos de personas vivas, en forma de broma modesta que no ofende en particular al aludido) en la frente, son consumidas por parientes o amigos.
  • El Pan de muerto. Platillo especial del Día de Muertos. Es un panecillo dulce que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas hasta cráneos, adornado con figuras del mismo pan en forma de hueso y se espolvorea con azúcar.
  • Las Flores. Durante el período del 1 al 2 de noviembre las familias normalmente limpian y decoran las tumbas con coloridas coronas de flores de rosas, girasoles, entre otras, pero principalmente de Cempaxóchitl, las cuales se cree atraen y guían las almas de los muertos. Casi todos los panteones son visitados.
  • La Ofrenda y la visita de las almas. Se cree que las almas de los niños regresan de visita el día primero de noviembre, y las almas de los adultos regresan el día 2. En el caso de que no se pueda visitar la tumba, ya sea por que ya no existe la tumba del difunto, o porque la familia está muy lejos para ir a visitarla, también se elaboran detallados altares en las casas, donde se ponen las ofrendas, que pueden ser platillos de comida, el pan de muerto, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, cigarros e incluso juguetes para las almas de los niños. Todo esto se coloca junto a retratos de los difuntos rodeados de veladoras.
Ofrenda de Muertos
Ofrenda mixteca de días de Muertos.
Artículo principal: Altar de muertos
Los materiales comúnmente utilizados para hacer una ofrenda de muertos para el Día de Muertos tiene un significado, y son entre otros los siguientes:
  • Retrato de la persona recordada: El retrato del difunto sugiere el ánima que los visitará la noche del 2 de noviembre.
  • Pintura o cromo de las Ánimas del Purgatorio: La imagen de las ánimas del purgatorio sirve para pedir la salida del purgatorio del alma del difunto por si acaso se encontrara ahí.
  • Doce cirios: Aunque pueden ser menos, tienen que ser en pares, y preferiblemente de color morado, con coronas y flores de cera. Los cirios, sobre todo si son morados, son señal de duelo. Los cuatro cirios en cruz representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa aparte de agua y sal.
  • Flor de cempasúchil (o flor de cuatrocientos pétalos): Su color representa la luz como los rayos del sol y al regarla en forma de camino se le indica a las almas el rumbo por el cual se le guía a casa.
  • Cruz de tierra: Para recordarle su fe, ya que el Miércoles de Ceniza se le dice la frase: "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás", con lo que se le recuerda que regresa a la tierra de la que salió.
  • Calabaza en tacha: Este fruto ocupa un lugar privilegiado tanto en la cocina tradicional prehispánica como en la actual. Es parte de la tetralogía alimenticia del país, al lado del maíz, el frijol y el chile. De ella se aprovecha todo: tallos, guías, flores, frutos y semillas. En el altar se prepara como dulce: cocida con azúcar, canela, tejocotes, trozos de caña de azúcar o con otros ingredientes, según el gusto de quien cocine. El dulce cristalizado se llama calabazate. La preparación de la calabaza en tacha consiste en introducir dicho fruto en un cesto de palma que se confita en las calderas donde se fabrica el azúcar. Esta es la forma tradicional, pues en las antiguas máquinas de los ingenios se hacía la concentración del guarano o jugo de caña en dos calderas cónicas, colocadas sobre un solo horno (la mancuerna); una de las calderas era la malera, y la otra la tacha. En la actualidad se prepara cocida en miel de piloncillo o panela, antiguamente llamada también tacha para bendecir las casas

viernes, 22 de octubre de 2010

LOS MAYAS Y LA MEDICINA

La historia Maya prehispánica dura unos 2000 años aproximadamente. Los Mayas fueron una auténtica civilización con historia: conocieron y usaron la escritura para dejar constancia de sus conocimientos, sus creencias, sus vidas cotidianas, etc. Desgraciadamente, la llegada de los españoles a centroamérica trajo muchísimas consecuencias negativas para estas civilizaciones precolombinas; una de las más tristes fue la protagonizada por el franciscano Diego de Landa.
Este personaje, tras crear un auténtico ambiente inquisitorio, protagonizó un desgraciado hecho histórico llamado "auto de fe" en Maní (Yucatán) el 12 de julio de 1562 cuando castigó a los "indios paganos" y quemó un número incalculable (se estima en millares) y valiosísimo de códices, escritos, objetos y esculturas mayas. Ya en 1558 había realizado una dura expedición punitiva en Chichen Itza y arrojado al Cenote Sagrado otro valioso número de objetos sagrados mayas, tratando de desacreditar este lugar como sitio de veneración y peregrinación de la religión maya. Su excesivo celo y crueldad provocó la indignación de sus colegas y es acusado ante el rey y el Consejo de Indias por crear temor en la población e irritar a los indios y colonos. Tras estos sucesos, tuvó que dar cuenta de sus hechos delante de la Audiencia de México, y posteriormente delante del Consejo de las Indias. Por esta causa regresó a España en 1563 para su proceso. Se quedó en Guadalajara, y posteriormente en Toledo como maestro de los novicios de San Juan de los Reyes. Escribió allí -probablemente- su Relación de las Cosas de Yucatán en 1566, para su defensa
Una vez rehabilitado, fue nombrado obispo de Yucatán y volvió a México en 1572. Escribió una doctrina cristiana en lengua maya, impresa en Mexico en 1575, de la que no queda ninguna copia. Murió en Mérida (Yucatán, México) en 1579. Curiosamente en el tramo final de su vida colaboró en la "recuperación" -creando diversos escritos- de un gran número de informaciones sobre la historia antigua de los Mayas, sus costumbres, sus creencias, sus monumentos, etc. Llegó a describir los calendarios Mayas, lo que sirvió de ayuda posteriormente a los investigadores para fechar con precisión sus inscripciones. Tal fue el impacto negativo sobre la cultura Maya de las acciones realizadas por Diego de Landa y sus secuaces, que actualmente sólo se conservan cuatro códices Mayas, de diverso contenido (astronómico, etc.) de los miles de escritos que se estima realizaron los Mayas.
La civilización Maya surge realmente hacia el año 500 a.C. en lugares como Nakbé y El Mirador, ubicados en el departamento guatemalteco del Petén. Luego se extendió a lo largo de unos 300.000 km cuadrados hasta conformar un espacio geográfico al que llamamos MAYAB, básicamente en un ecosistema de bosque tropical lluvioso, aunque las diferencias climáticas entre las regiones que lo componen son bien notables. El MAYAB estaría formado por la actual península del Yucatán (México) llegando hasta sus límites en una zona compartida en la actualidad por los estados mexicanos de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, y las repúblicas de Guatemala, Honduras y Belice. (En la foto adjunta la ciudad Maya de Tulum fue una excepción en la civilización Maya, pues es de las poquísimas conocidas que se construyeron al lado del mar).
Los mayas fueron un pueblo básicamente agrícola, por lo que su relación con la tierra fue muy importante, llegando a ser fundamental en el aspecto religioso, donde aparece constantemente en lo relativo a mitos, rituales y creencias.
A partir de la información arqueológica (básicamente) se pueden establecer los siguientes períodos para el análisis de la civilización Maya:
Período Preclásico (de formación y diferenciación de la cultura Maya): años del 1.500 al 500 a.C.
Período Clásico (de desarrollo y florecimiento): años 500 a.C. a 800 d.C.
Período Epiclásico (o central): años 800 a 1000 d.C.
Período Postclásico (de progresiva decadencia hasta su desaparición): años 1000 a 1700 d.C.
En el apogeo de su desarrollo (200-900 DC), los Mayas construyeron templos y centros ceremoniales comparables a las pirámides de Egipto (por cierto, el número de pirámides construidas por los Mayas se cuenta por millares, frente a las pocas decenas levantadas por los Egipcios...).Desarrollaron un calendario más preciso que el que actualmente utilizamos, lo cual es una verdadera demostración de sus avanzadísimos conocimientos astronómicos, mérito que se ve aumentado si consideramos los utensilios primitivos de los que se valían para observar el espacio. Describieron perfectamente el curso de Venus; predijeron acertadamente eclipses solares y lunares; inventaron un complejo sistema de escritura e implementaron técnicas de agricultura altamente sofisticadas. En cuanto a las matemáticas también destacaron notablemente, siendo muy adelantados a su tiempo conociendo y utilizando el "cero".
De manera más o menos repentina, y a partir del período epiclásico, la civilización Maya entró en decadencia y prácticamente desapareció como tal en unos pocos años. Realmente aún desconocemos las causas de esta decadencia y desaparición, aunque hay varias teorías al respecto: fuertes sequías repentinas, invasiones extranjeras (¿de origen azteca?) y enfrentamiento popular contra las clases nobles dominantes, son algunas causas que muchos señalan como "detonantes".
La Medicina entre los antiguos Mayas era una mezcla de ciencia y religión. Los Mayas tenían muy en cuenta las relaciones de su Calendario, Astronomía y Astrología con la salud y enfermedad. La medicina era practicada principalmente por sacerdotes, que recibían un extenso entrenamiento y heredaban su oficio. En Maya la palabra MEN se refiere a los procesos de la mente. Sería el equivalente a la psiquiatría moderna. Ellos consideraban que la mente era muy importante, y ponían un especial énfasis a la conexión de la mente y el cuerpo en el contexto de la salud.
Está comprobado que los Mayas suturaban heridas con cabello humano, usaban cabestrillos para la curación-recuperación de fracturas, por poner unos ejemplos característicos de sus elevados conocimientos para aquella época. Eran "cirujanos" habilidosos y hacían prótesis a base de jade y turquesa, además de rellenos también de jade y pirita de hierro. Al menos tres enfermedades clínicas: la Pinta, la Leishmaniasis, y la Fiebre Amarilla -así como varios síndromes psiquiátricos- fueron descritos por los Mayas.
Utilizaron multitud de hierbas, resinas y cortezas de árboles y arbustos con fines terapéuticos. Las hierbas, por ejemplo, eran usadas para fines terapéuticos tan diversos como: contención de hemorragias, verdaderos complementos vitamínicos, para tratar y cerrar heridas en el tejido muscular, y también como emplastos a modo de vendajes.
Además de hierbas, cortezas y raices de plantas y arbustos, conocían y usaban ciertos hongos y -curiosamente- algunas piedras a las que otorgaban propiedades curativas. El Jade -por ejemplo- era usado para tratar problemas de espalda y riñón. De hecho la palabraJade se deriva del Español "Piedra de Ijada". Por esta razón era llamado tambiénLapis Nephriticus siendo adoptado su uso por los conquistadores y derivando el término a nefrita.
Un tema central era el papel favorable o desfavorable de la dieta. Ellos creían que había alimentos "fríos" o "calientes", y el consumo de algunos de ellos desembocaba, por ejemplo, en una dolencia conocida actualmente en Guatemala como empacho. Este tipo de dualidades psico-filosóficas fueron extremadamente importantes en el pensamiendo religioso y social de los antigüos Mayas: Frío-Calor, Hombre-Mujer, Día-Noche, Cielo-Tierra, etc.
De acuerdo a la evidencia en esqueletos, usaron técnicas para practicar ciertas trepanaciones en el cráneo: primeramente usaron la abrasión, que combinaron posteriormente con la trepanación y los cortes. Las consecuencias de la trepanación tradicional iban desde la muerte inmediata del paciente (nos imaginamos que en un número elevado de intervenciones) hasta una supervivencia  más o menos larga de otros pacientes más afortunados; las marcas dejadas en los cráneos van desde orificios de diversos diámetros y formas, hasta cicatrices antiguas. Estas marcas son las que los antropólogos estudian para interpretar las prácticas bio-culturales.
Los Mayas practicaban el "UAY", que trata sobre la enfermedad en su estado primario. UAY nos dice que algunas formas de enfermedad pueden deberse a disturbios de la persona interna: el equivalente a la hipocondriasis sería un ejemplo.
La medicina Maya podemos decir que es Holística en su naturaleza y toma en cuenta no solo lo físico, sino lo mental. (El Holismo -del griego holos que significa todo, entero, total- es la idea de que todas las propiedades de un sistema -biológico, químico, social, económico, mental, lingüístico, etc- no pueden ser determinadas o explicadas como la suma de sus componentes. El sistema completo se comporta de un modo distinto que la suma de sus partes). Emociones como penas, depresión, enojo, miedo, etc. están plenamente relacionadas con la salud del ser humano. Fundamental para la medicina Maya es el concepto de " fuerza de la vida" o "Ch'ulel".
Podemos decir que la Medicina Maya consta de seis principios fundamentales:
1. Ch´ulel es el primero de seis principios de la Medicina Maya. Esta fuerza de la vida esta en todos los lados, montañas, ríos, plantas, casas y personas, y proviene de una fuerza espiritual divina. Ch´ulel es lo une a todas las cosas y es importante para el médico Maya: conseguir nivelar el ch'ulel en el cuerpo.Oraban hacia el lugar donde el ch'ulel era necesitado.
2. El segundo principio Maya es que no existe separación entre el cuerpo y la mente, y que hay espíritus que nos pueden ayudar a curarnos.
3. El tercero es el reconocimiento de los ciclos naturales y la veneración de las plantas: los sacerdotes "conversaban", no solo les hablaban. (En la ilustración superior se muestra un sacerdote maya). El Chamán o Shaman usa diversas plantas y desarrolla una relación especial con el sacerdote, ayudándole en casos difíciles. También el "Way", animal acompañante, guiaba al curandero. Un milenio más tarde los Aztecas copiaron, como muchas otras manifestaciones culturales, éste ser, llamándolo NAHUAL.
4. El cuarto, reconoce que en la curación integra de todas las dolencias y enfermedades, ningún componente o factor es más importante que otro. Esto incluye las oraciones, plantas, enfermo y sanador o sacerdote.
5. El quinto es el estado de la sangre, que ayuda a distinguir enfermedades físicas de males espirituales, ayudando a determinar el tratamiento a aplicar.
6. El sexto es el principio de "lo frío" y "lo caliente" que se aplica igualmente a enfermedad, comida y plantas. (Ejemplos de enfermedades "Calientes" son: fiebres, vómitos y diarrea; mientras que cólicos, estreñimientos y parálisis son ejemplo de enfermedades "Frías"). La enfermedad sería, por lo tanto, un resultado de cambios bruscos de temperatura, como mezclar una comida "caliente" con una bebida "fría". En estos casos, el sacerdote o el shaman escogerían una planta caliente para tratar una enfermedad fría y viceversa.
Por otro lado, los Mayas conocían y usaban frecuentemente los Masajes y Baños de vapor.  El masaje abdominal Maya, actualmente se ha comprobado útil para tratar -por ejemplo- síndrome premenstrual, menopausia, cólicos, e infertilidad y su uso continúa con los mismos fines terapéuticos en la actualidad en Guatemala. El masaje se usaba combinado con baños de vapor. Uno de los baños de vapor o “pib'naj” mas antiguos es el de Naranjo en el Altiplano Central de Guatemala, fechado en el 800 a.C. El “zumpul-ché” se define como un baño para mujeres después del alumbramiento. El baño de vapor se usaba también para enfermos de fiebres, mordeduras o picaduras venenosas de reptiles y reumatismo. También se usaban para purificar el cuerpo de "malos humores". En prácticamente la totalidad de ciudades Mayas encontramos estos baños, en Piedras Negras, por ejemplo hay ocho.
Entre los masajistas, diferenciamos dos tipos o clases:
Los Kaq'chik'eles: que creen que tienen una habilidad innata y que sus manos actúan por sí solas para localizar la enfermedad. Confían en sus manos para diagnosticar y tratar lesiones, usando una combinación entre intuición y experiencia. Primero el huesero escucha la historia del paciente, luego examina la anomalía para aplicarse posteriormente un lubricante en las manos y pasar éstas sobre el cuerpo, presionando en busca de dolor. La persona puede tener un golpe, magulladura o fractura: en éste caso usarán tracción, presión e inmovilización para el tratamiento, siendo este concepto práctico y no relacionado con lo sobrenatural.

Los Hueseros Tzu'tuhil'es en San Pedro Atitlán representan una aproximación diferente. Ellos creen que su vocación es un llamado divino (básicamente por medio de sueños o estados de conciencia alterados por ciertas drogas) y usan en su trabajo objetos sagrados llamados huesos o "baq". Estos baq pueden ser huesos de animales pequeños, obsidiana, pedazos de cerámica antigua, obsidiana o piezas de Jade antiguos. El huesero usa estos objetos al realinear los huesos y luego usa las manos en el área para finalizar el tratamiento, confiando en la ayuda divina.
A diferencia de otras culturas, los mayas enterraban a sus muertos bajo las casas, tanto si se trataba de palacios o pirámides, como si era una simple casa hecha de maderas y ramas de palmera. Las tumbas más sencillas tenían algún recipiente u objeto cotidiano que acompañaba al muerto. Las correspondientes a grandes personajes o monarcas, situadas bajo los edificios, eran auténticas y bien trabajadas cámaras funerarias en piedra; en este caso se colocaban con la persona muerta una serie de piezas cerámicas, figurillas, máscaras de mosaico de piedras preciosas o estuco, huesos trabajados, joyas de jade, piezas de madera, restos de alimentos, etc. El cadáver, una vez envuelto en sábanas, también se untaba con cilantro. Se consideraba de buen gusto estético la deformación del cráneo (ver fotografía) de los miembros de las familias acomodadas, para poder colocarles penachos (esto se hacía a base de vendajes ya desde la más temprana niñez, casi desde el nacimiento). Las tumbas más ricas se han encontrado en lugares como Palenque (Chiapas, México), Copán (Honduras) y Tikal (Guatemala), entre otros.
Los Mayas también eran habilidosos "dentistas". La practica de decoraciones y "rellenos" dentales se inicia en el preclásico, y fue popular y apreciada hasta el postclásico. Se hacían estas prácticas decorativas en los dientes frontales de personas mayores de quince años; mientras que los rellenos se hacían durante toda la vida de adulto. Los rellenos eran preferidos por las mujeres, y las incrustaciones por los hombres (ver foto adjunta, dentadura con incrustaciones de jade), aunque no era una técnica exclusiva de ningún sexo. Generalmente se usaba Jade, Hematita, Pirita y Turquesa, así como diversas sustancias orgánicas como material para obturación. Un caso llamativo es el de Cancuén, una importantísima ciudad con talleres de Jade, en la cual no sólo los nobles tenían acceso a estos trabajos, como lo demuestran los entierros de gente común. Se han descrito más de 30 variantes, de acuerdo al status y área geográfica.
El uso médico del Cacao o Chocolate (además del uso social, reservado para las clases nobles como bebida en diversos actos y celebraciones), como remedio o complemento de otros remedios, está documentado desde el período Preclásico. Se han descrito tres funciones principales:
1) Tratamiento en pacientes para ganar peso.
2) Para estimular el sistema nervioso en pacientes apáticos, cansados o débiles.
3) Para mejorar la digestión, al contrarrestar los efectos de un estómago lento o débil, estimulando la función de los riñones e intestinos.
Otras Enfermedades tratadas con chocolate o cacao incluyen: anemiaanorexiafatiga mental,baja producción de leche maternafiebregota, y como estimulador sexual (afrodisíaco). La pasta de Chocolate era un medio para administrar medicamentos de sabor desagradable, y además se usaban las flores, corteza y hojas del árbol de cacao para lesiones de piel y digestivas. Para tratar infecciones el cacao de combinaba con chiles y la corteza del árbol de seda (Castilla Elastica). Para tratar la fiebre, la receta era preparar una bebida de 8 a 10 pepitas de cacao molido con maíz y flores de " flor del maíz" (Calliandra anomala).
Se ha documentado el uso de más de 100 plantas de uso médico por los Mayas, incluyendo el Aguacate, Zapote y Almendro, y hierbas como la calaguala (Lycopodium), manzanilla, sábila y lechuga. La farmacopea Maya reveló que el Chile (Capsicum sp) se incluye en muchas recetas para enfermedades de origen infeccioso. En un estudio científico de 1996 realizado en Ohio (USA) se demostró que los extractos tanto fríos como calientes del Chile inhibieron el crecimiento de varios tipos de bacterias como son: Bacillus cereus, Bacillus subtilis, Clostridium sporogenes, Clostridium tetani, y Streptococcus pyogenes. (Cichewicz RH, Thorpe PA in J Ethnopharmacol. 1996 Jun;52(2):61-70).
Una gran variedad de drogas y bebidas alcohólicas como el Balché, fueron usadas en las ceremonias y curaciones. La borrachera estaba relacionada con las prácticas adivinatorias, lo que permitía la comunicación con su Way o su acompañante animal, y otras fuerzas sobrenaturales en las que el individuo podía predecir el futuro o entender eventos no comprendidos de otra manera, como enfermedades, el clima, mala suerte etc. El Balché se hacía a base de la corteza del árbol del mismo nombre (Lonchocarpus longistylus Pittier) y miel. 
El Tabaco salvaje (Nicotiana rustica, que es mas fuerte que el doméstico y capaz de producir alucinaciones) y otras especies de plantas se fumaban o administraban en enemas, para inducir el trance (usar drogas psicoactivas analmente produce una reacción mas potente y rápida que otras vías). Algunos nombres de hongos indican claramente su uso como una llamado "k'aizalah okox": Hongo para perder el Juicio (Psilocybe cubensis). Los Españoles documentaron que los Mayas añadían tabaco o piel de Sapo a sus bebidas alcohólicas para aumentar sus efectos.
El Cactus Peyote (Lophophora wiliamsii), conocido en Centro América como "Aguacolla" fue muy usado también con diversos fines: entrar en trance (sacerdotes), como anestésico, etc. Los Sacerdotes Españoles describieron su uso medicinal en muchas enfermedades y en ceremonias, diciendo que el sujeto intoxicado tenía "visiones horribles". La "Florifundia" (Brugmansia arborea) es una planta psicoactiva, que se usaba en ceremonias o como ayuda para dormir. Todas ellas pudieron haber estado asociadas con el ritual de autosacrificio, para disminuir el dolor y comunicarse mejor con los dioses.
Destaquemos que El Cactus Peyote (ver foto) todavía en la actualidad sigue cobrando especial protagonismo, bien entre tribus indígenas descendientes de las antiguas civilizaciones precolombinas, bien como droga de culto por un sinfin de personas que visitan anualmente la localidad de Real del 14, ya famosa por albergar este tipo de "turismo" característico. El Peyote -de sabor amargo debido a que contiene unos 60 alcaloides- ha perdurado a lo largo de los siglos como una especie sagrada para algunas culturas indígenas mexicanas, y su consumo se realiza casi de la misma forma en que lo realizaban las antiguas civilizaciones precolombinas. Pero la característica más conocida de esta planta es el singular efecto alucinógeno que produce en el organismo al ser ingerida. Es capaz de provocar estados anormales de conciencia que ocasionan alteraciones visuales, auditivas, táctiles, olfativas e incluso gustativas. Por esta razón el extracto de este cactus es visto por algunas culturas como portador de inteligencia y es considerado "instrumento divino", fuente de una profunda y misteriosa sabiduríae inspiración .Fray Bernardino de Sahagún estimó, tomando como base diversos hechos históricos de la cronología india, que el peyote fue conocido por los chichimecas y toltecas por lo menos 1900 años antes de la llegada de los europeos. Estos cálculos darían a esta planta divina de México una historia de unos dos milenios, señala la fuente. Las crónicas españolas contaban que aquellos nativos que comían el peyote eran poseídos por terroríficas visiones demoníacas. El consumo del peyote fue duramente sancionado por la Santa Inquisición desde 1617.
El farmacólogo alemán Arthur Heffter extrajo la mescalina del peyote en 1896, dándose el primer caso de un compuesto alucinógeno aislado por el hombre. La ingestión de esta mescalina provoca fuerte alteración de la conciencia. Esa sustancia es tóxica en dosis mayores a 0.5 gramos y produce síntomas como náusea severa, vómito, taquicardia, ansiedad e hipertensión arterial. Un riesgo importante al consumir la mescalina es la aparición de un síndrome psicótico en algunas personas. Según la tradición, el peyote posee propiedades medicinales y es empleado para tratar la artritis, diabetes, molestias intestinales, efectos ocasionados por la mordedura de serpiente, picadura de escorpión y algún tipo de envenenamiento. Los Huicholes, una de las culturas indígenas mejor preservadas, son grandes peregrinos para llegar a las zonas donde abunda el Peyote. Cada año emprenden un viaje a Real de 14 en el estado de San Luís Potosí , el remoto desierto donde se da elDivino Luminoso (el peyote, cactus que contiene la mescalina) y en el que tiene su morada la divinidad Tamatz Kallaumari, el Bisabuelo Cola de Venado. Esta región es para los huicholes una tierra santa.
El antropólogo y escritor mexicano Fernando Benítez, que acompañó a los Huicholes en una peregrinación al desierto de Catorce, nos explica que allí realizaron los dioses sus hazañas creadoras en el tiempo originario y apenas hay rocamanantial, planta, caverna, abismo o cerro que no esté ligado a un tiempo mítico o un ritual complicado. Es un espacio sagrado en donde los chamanes abren puertas inexistentes (o más bien, míticas) con sus cetros de plumas de águila. En el plano del mito, el cactus sagrado es al mismo tiempo peyote, venado y maíz . El peyote no recibe del exterior su investidura divina, sino que es sagrado en sí mismo: al huichol le basta comerlo para sentir que ha comulgado con un dios. El cactus lo aparta de sus convenciones y de sus reglas, al permitirle entrar en contacto con la divinidad, relacionarse con los muertos sin estar muerto y separar los velos que ocultan el futuro. Objeto secundario de curación y poderoso revelador del alma para estos Indígenas Huicholes. Originarios del Oeste central de México viven en la Sierra Madre Occidental, principalmente en los Estados de Jalisco y Nayarit. Los huicholes hablan una lengua del grupo corachol que está cercanamente emparentado con el grupo nahua o aztecoide. Además han recibido influencias mesoamericanas, lo cual se refleja en que el huichol tiene rasgos típicos del área lingüística mesoamericana.
Como podemos comprobar, al igual que pueblos indígenas descendientes de Aztecas y Mayas todavía sobreviven en la era actual, también muchas costumbres, mitos, supersticiones, creencias, plantas medicinales, hierbas curativas y ciertas drogas con origen precolombino, también se erigen como últimos protagonistas de una antigüedad que se niega a ser olvidada.

BibliografíaEl pensamiento religioso de los antigüos Mayas (Miguel Rivera Dorado); Mayab Medicine (web site); Moines Mayas Free Fr (web site); Authentic Maya (web site); Tierra América net (web site); Página 12.com.ar (web site); wikipedia (web site); mnat.es Els Mayas (web site)