Cuando tienes la suerte de conocer a una bruja, preferiblemente de las buenas (las de magia blanca...), es como cuando de peque le das la carta de los reyes al melchor de turno, y éste te sonrie y entonces quedas alucinado para dos o tres dias, porque has conocido en persona un rey y además mago. Pues aquí igual. No puedes evitar imaginarte a esa persona haciendo algún hechizo o en sus labores habituales como bruja, con sus pócimas y todo eso. Entonces vuelves a fijarte y resulta que hace las cosas habituales que cualquier mujer también haría, hasta se pintan los ojos y van de escaparates (algunas dicen tacos....). Si la bruja, además de todo lo dicho, resulta que es de las atractivas, de las que te dejan la boquita abierta, has tenido premio doble.
Conocer una bruja, como la ha conocido este coyote, es algo muy bonito y emocionante. Yo procuro ser buen coyotito para no ser convertido en miserable sapo de ciénaga....
Ya os seguiré contando.
Buena suerte para tod@s.